martes, 12 de agosto de 2025

 

LOS DETERMINANTES CINCO VALORES.

 

 

Sabemos del largo camino recorrido por nuestra especie hasta el día de hoy. Del tiempo cuando según la teoría, un antepasado nuestro hace seis millones de años decidió bajar del árbol, ponerse en pie, convirtiéndose al andar en el primer Homo Sapiens. Fue el motor de su expansión cerebral, su postura bípeda y destreza manual, “evolución en mosaico” como gusta decir la paleontología. (Juan Luis Arsuaga 2019) “Los finalistas” quedaron atrás con su apuesta: “el desarrollo del cerebro fue antes que la postura bípeda”. Hoy sabemos que el motor de la evolución humana, fue la destreza manual. Si, el cerebro es función de la pericia. De cómo se va desenvolviendo el cuerpo, de cómo lanzando piedras cada vez con mejor puntería, tirando palos -coordinación visomotora- marchando erguido y corriendo cada día más veloz, el cerebro se fue expandiendo y creando nuevas fisuras.

Juan Luis Arsuaga 2019

Y es que la vida en sí es un proceso inteligente, independiente del cerebro como lo demuestran los microorganismos que carecen de él y sin embargo: actúan inteligentemente (Grover Cleveland “Cleve” Backster Jr. Efecto Backster 2003).

 Grover Cleveland Backster Jr.

Que ante el principio de la selección natural que formularon Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, dónde basaban dicha selección en la competencia entre individuos, afirmando que sobreviven los más aptos, adaptativos y fuertes, debemos preguntarnos ¿Cómo es posible que un gorila o bonobo torpe y lento, cuando decidió un día dejar de utilizar las ramas de los árboles para trasladarse por el suelo pudo transformarse en la especie más dominante del planeta? Ni era el más fuerte, ni el más alto, ni el más veloz. ¿Qué pudo pasar? La respuesta la encontramos observando la naturaleza, constatando que, si por algo se caracteriza nuestro mundo y sigue en pie, no es precisamente porque destacamos en fuerza e inteligencia, sino por nuestra determinación en estar permanentemente en comunidad, por nuestra voluntad de cooperar y ser altruistas.

Los más aptos son aquellos que no solo saben adaptarse al entorno, sino que logran adaptarse con éxito al proceso de vida. De su vida. Qué se adaptan a ellos mismos, a sus metas, a sus valores; a la dignidad. Los aptos son aquellos que son ellos. “La locura es no ser tú” y como menester requerimos de cinco valores básicos que debemos cultivar y transmitir: paciencia, cooperación/altruismo, empatía, confianza y honestidad. (valor comentado en un anterior artículo.)

 

1.                 Paciencia.

Si nos emplazamos con mirada de etólogos a observar la naturaleza, podremos constatar como la mayoría de los animales siguen de manera puntual tres instintos básicos: comida, reproducción y huida. A pesar del hambre que los anima a lanzarse sobre la primera presa que encuentran, las especies que hemos permanecido y evolucionado; todas hemos desarrollado “la paciencia”. Sabemos esperar. Entra en acción cuando su cerebro primario les avisa de esa necesidad; actúan “por instinto” y sin pensárselo dos veces su respuesta inmediata es la paciencia. Y unas veces cenan, otras son el mejor manjar. La paciencia es imprescindible para el depredador, sea animal salvaje o humano. Valor en alza a medida que se van ampliando ramas en la evolución. Estadio de perfeccionamiento donde al sentir hambre el depredador, todo su ser toma la decisión de moverse en busca de una pieza, y en cuento la encuentra, antes de cualquier ataque y a pesar del hambre y ansia; se contiene. Observa, selecciona, hasta encontrar aquello que puede vencer o fácilmente cazar, y solo es en ese momento cuando decide lanzarse al ataque. O ir en grupo buscando para el embate en la manada enemiga, a lo más tierno, tullido o añejo. Un éxito, y todo gracias a que ha desarrollado el valor de la paciencia.  Aprendido a dominar, contener al instinto.

 

También los seres humanos somos capaces de esperar si la recompensa nos satisface. Nos contenemos, y con paciencia decidimos esperar un poco más con tal de tener una mejor vivienda, detener el ansia de comer el grano de trigo para disfrutar después del pan recién horneado. La paciencia en años de formación, quizás ante temas que se pueden antojar abstrusos, pero que la clara meta que visualizamos hace que nos armemos de paciencia con tal de alcanzarla. Si, la paciencia es una de las necesarias estrategias de adaptación para andar con éxito a lo largo del proceso de vida.

 

2.     Cooperación/Altruismo.

 

 

  El Dr. William M. Muir, profesor de ciencias animales en la Universidad de Purdue, dirige su programa de investigación sobre los nuevos métodos genéticos para mejorar el bienestar de los animales agrícolas. En uno de sus trabajos, sobre el valor que representa la cooperación, llevó a cabo el siguiente proceso: coloco en distintas jaulas a un grupo de gallinas sin llevar un criterio. A partir de ese momento, empezó a observarlas con el fin de seleccionar a las más productivas. Una vez obtenido el grupo compuesto por las mejores, concentró a todas ellas en una misma jaula. Y fue un rotundo éxito; se convirtieron en unas auténticas máquinas de poner huevos. Había seleccionado solo a las mejores y como consecuencia ofrecían lo mejor. Generación tras generación el aumento de huevos era exponencial. Triunfo completo ya que había conseguido rodearse mediante la selección de las mejores. Pero ocurrió que al llegar a la sexta generación apareció algo insólito, estas nuevas maravillosas gallinas, ponedoras ejemplares, fuertes, robustas, las mejores entre todas, se volvieron agresivas, empezaron a desplumarse, bajando la producción en picado a la siguiente generación.

Después de esta experiencia, el Dr. William incorporó en su investigación una nueva variable. En la selección a llevar a cabo el nuevo grupo estuvo compuesto por algunas de las mejores gallinas ponedoras, otras medianas e inclusive con otras que no producían, y empezó a observar cómo generación tras generación la producción iba en aumento hasta que al llegar a la quinta descendencia, la obtención de huevos había aumentado un 160%. ¿Qué había ocurrido? Para sorpresa de los investigadores resultó que a medida que pasaban las generaciones se encontraban frente a un grupo cada vez más tranquilo, colaborador y empático. (Wilson, D.S. y Wilson, E.O. 2009). Los egoístas ganan a los cooperadores dentro del grupo, y los cooperadores ganan a los egoístas entre grupos.

El éxito del grupo, de la sociedad, no tiene nada que ver con los más fuertes, ni los más listos, sino con la voluntad de sus integrantes sobre su disposición a cooperar. Y es que vale quien sirve.

 

3.     Empatía.

 

El primatólogo y etólogo Dr. Franciscus Bernardus Mari de Waal profesor de psicología, Universidad de Emory. Atlanta, Georgia, llevó a cabo una investigación centrada en el comportamiento social de los primates incluyendo: resolución de conflictos, cooperación, aversión a la desigualdad e intercambio de alimentos.

Uno de sus hallazgos (De Waal, 1993) fue comprobar –entre otras- que, en la supervivencia y fuerza de las especies, uno de sus éxitos consistió en la presión que empuja a una madre a cuidar de sus hijos. –primero conducta, después desarrollo encefálico- Comprobamos aquí la importancia capital que tuvo y tiene el desarrollo de la empatía en el proceso de la vida; la orientación de toda madre hacia sus crías. Solo las hembras de las especies que han llevado a cabo esta conducta, son las que aún persisten.

La ciencia nos dice que los seres humanos no somos egoístas por naturaleza. Somos pacientes, cooperativos y empáticos, valores que sumados a los que a continuación expondremos, nos han permitido sobrevivir y dominar al mundo.

Intimando en la empatía, el etólogo Marck Bekoll profesor titular de Biología en la Universidad de Colorado, premio de la Animal Behaviour Society en el año 2000 por su contribución al estudio del comportamiento animal, y la filósofa Jessica Pierce (Bekoff, M y Pierce,J..2010) en su investigación sobre la moral pudieron constatar en algunos animales todo un conjunto de comportamientos como: la empatía, la compasión, la honestidad, el altruismo, la confianza, el consuelo, el juego limpio y el perdón. A tenor de ello Bekoff y Pierce llegaron a la conclusión que la piedra angular de la moral es la empatía. Si los animales pueden ponerse en lugar de los otros, sentir lo que un tercero siente, también podrán ser compasivos, procurar no hacer daño y velar por su bienestar. La empatía es la fuente de la moral. Elemento necesario para la supervivencia.

 

4.                 La Confianza.

Para saber por qué la gente tiende a la confianza, vamos a referirnos al Dr. Paul Zak, profesor de la Universidad de Claremont, California del Norte y hablar de su campo de investigación al ser uno de los científicos más preocupados en la confianza; en ese constructo que la engloba que no es otro que la moral; conjunto de costumbres y normas de comportamiento que el ser humano tiene introyectado como buenas.

La confianza es un valor fundamental y como tal, todos debemos poseer. ¿Cómo vamos a poder efectuar acción alguna si carecemos de confianza? Necesitamos creer. ¿Cómo acometer alguna acción sin contar con la confianza, con la certeza que estás haciendo la correcto? La confianza proporciona seguridad y participa a su vez, en la génesis y mantenimiento de la paciencia.

En su investigación sobre la búsqueda de una química de la confianza, (Zak, P.L 2012) pudo comprobar lo determinante que es la oxitocina para el desarrollo de este valor. Esta hormona exclusiva de los mamíferos, tiene la virtud de ser el motor, hacer posible en las hembras cuidar por su camada y a las mujeres facilitar el parto y la lactancia. Recordemos: primero es la conducta, conducta que provoca oxitocina. Oxitocina que provoca una agradable sensación; placer. Delicia que crea adicción a confiar, a realizar una conducta moral. Podemos afirmar que la oxitocina es la hormona de la confianza. ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué se siente cuando la oxitocina inunda el cuerpo?: Confianza y empatía.

Como decíamos al inicio de este artículo la ciencia sigue manteniendo como teoría el paradigma de la evolución. El principio de la selección natural de Darwin y Wallace, basado en la competencia, en los más aptos y fuertes; en el egoísmo, hoy nos dice que está descaminado. Para alcanzar el éxito debemos apoyarnos en la paciencia, el altruismo, la empatía, la confianza y la honradez. Son estas virtudes las que nos han posibilitado dominar la Tierra. Estamos diseñados genéticamente para ser morales. Para ser nosotros.

 

  

Referencias.

1.      Arsuaga, JL. Vida, la gran historia. (2019) Ed. Destino. Barcelona.

2.      Backster, C. Primary Perception: Biocommunication with Plants, Living Foods, and Human Cells (2003). Edt. White Rose Millennium Pr.

3.      Bekoff, M y Pierce, J. Justicia salvaje. La vida moral de los animales. (2010). Ed. Turner. Madrid.

4.      De Waal, F. La política de los chimpancés (1993) Alianza Editorial. Madrid.

5.      Wilson, D.S. y Wilson, E.O. (2009). Evolución por el bien del grupo. Investigación y ciencia, 288: pp.46-57.

6.      Zak, P.L., La molécula de la felicidad. El origen del amor, la confianza y la prosperidad. (2012). Ed. Indicios. Barcelona.


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