jueves, 16 de enero de 2025

 

QUE INFLUENCIA TIENE LA AMISTAD Y EL AMOR EN LA SALUD MENTAL

 

Ya que vamos a hablar sobre un tema que no para todos puede que tenga el mismo significado, lo que en filosofía podríamos definir como constructo: “objeto que es ideal, que su existencia depende de la mente de cada sujeto”, empezaremos por definir que entendemos por amistad. Nuestra Real Academia de la Lengua (RAE) en sus distintas acepciones dice: Afecto personal puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Compañerismo, simpatía, lealtad, favor, amigos. Estamos hablando de una relación cordial, simpática, entre dos o más personas, así como también el respeto mutuo, principio que puede llegar a desarrollar confianza. La palabra amistad proviene del latín “amicitas” que a su vez viene de “amicus” (amigo) que a su vez procede del verbo “amare” (amar).

En la infancia, a través del apego, del reconocimiento, responsabilidades y libertad para errar otorgadas por los padres, ayuda a desarrollar habilidades, iniciar el autoconcepto y a adaptarse, y que, al entrar en la adolescencia, gracias al aprendizaje adquirido va a permitir buscar sujetos con cualidades similares, en un intento de avanzar en el desarrollo personal, como son: creencias y valores. Ya en la edad adulta, siempre me viene a la mente el recuerdo de escritor Torcuato Luca de Tena [1] donde al tocar este tema, repetía: “entre un hombre y una mujer, la amistad es imposible”. A la llegada de esa nueva etapa llamada de adulto mayor, el grupo de amistades en muchos casos se reduce, centrando el interés solo en aquellos con los que se comparte un vínculo emocional y familiar, a la vez que se amplía la relación con los necesarios “amigos esporádicos”.

A tenor de lo dicho, podemos decir que estamos hablando de una relación afectiva sustentada en valores, donde para su mantenimiento requerimos pequeños actos volitivo: interés y trato asiduo. Al no surgir siempre por afinidad este afecto personal, nos puede permitir el enriquecimiento en nuestras potencialidades, que se irán revalidando a través de los años.

En cuanto al amor, y volviendo de nuevo a nuestra RAE, nos habla en sus distintas acepciones: Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. Tendencia a la unión sexual. Voluntad, consentimiento.

Según la Asociación Americana de Psicología, (APA) lo describe como una emoción que involucra fuertes sentimientos de afecto y ternura, sensaciones placenteras en su presencia, devoción a su bienestar y sensibilidad a sus reacciones hacia uno mismo.

A tenor de lo expuesto, a diferencia de otros sentimientos, estamos hablando de un interés por convivir y crear. Es decir, de un estado de madurez en el que voluntariamente se adquiere la asunción de responsabilidades. De un compromiso, de una convivencia; tener hijos. Fundar una familia y todo cuanto ello significa: la célula principal de la sociedad, donde la prole aprenderá valores, adquirir apego y creencias. El amor, como decía José María Pemán [2] en Nocturno a Margarita “No es la paz de estos largos nocturnos de miel”. Amarse Margarita es…. Amar es sacrificio, trabajo, entrega, lealtad, fidelidad. A veces renuncia por el bien superior de la prole, pareja. Dejar de llevar a cabo ese bien personal y deseado porque los tuyos te requieren, sabes que lo necesitan, y en la cima de la jerarquía de prioridades están la pareja y los hijos. Son el valor primario, esencial.

Una vez concretados este sucinto bosquejo, pasemos a definir que entendemos por Salud Mental (SS.MM). Podemos afirmar como SS.MM. al conjunto compuesto por nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Determinante, al afectar a nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Relacionarnos con otras personas, y toma de decisiones. Permitiéndonos de manera satisfactoria hacer frente en las interacciones. Es esencial para nuestro progreso, y está influenciada -en muchos casos determinada- por nuestros primeros años, al ser el periodo más sensible de nuestro desarrollo. Posteriormente se unirán las interacciones, donde cada sujeto las experimentará en función de su biografía. Tener y mantener una optima salud mental es básico para alcanzar y mantener amigos, amar, ser amado, formar, mantener y consolidad una familia. Una optima SS.MM. nos va a permitir desarrollar satisfactoriamente nuestras potencialidades, trabajar y contribuir a la mejora de nuestra comunidad. En nuestra opinión, es tal su repercusión social que consideramos de obligado cumplimento la búsqueda de apoyo ante los primeros signos de su resquebrajamiento.

Desarrollado estos tres conceptos, me gustaría optar por responder cambiando el orden a la pregunta, quedando como sigue: ¿Qué influencia tiene la salud mental en la amistad y amor? Y es que como con anterioridad hemos comentado, la génesis de salud mental -buena o menos buena- y que tanto nos va a condicionar, se forja en los primeros años de vida. Primero es el apego de la madre, luego el del padre el que le va a ir impregnado al niño su “fortaleza hasta en la identificación sexual”. A través del reconocimiento: miradas, abrazos, sustento, el niño va a ir introyectando lo que va aprendiendo y aprehendiendo -así, con “h” intercalada, por osmosis- y tomando conciencia de su “valor” y del mundo. Con las pequeñas responsabilidades que se le entregan, y que de seguro las puede llevar a cabo, siempre acompañadas del reconocimiento, el niño poco a poco va a ir adquiriendo sus primera habilidades y seguridad. La conducta precede al desarrollo. Aprender a errar gracias a la libertad. Los padres creen en él y como respuesta el niño crea, hace, ejecuta. Crece en responsabilidad porque cuanto hace agrada a los padres y el refuerzo que recibe de manera contingente es su mejor valor. Está plenamente convencido que ante cualquier desviación será juzgado por sus padres, pero también, que una vez dado el veredicto, este será automáticamente acompañado de misericordia y amor. Experimentando sin necesidad de palabras que, a pesar de la falta, sigue perteneciente al “grupo”, es pieza clave e imprescindible, y por supuesto: amado. Es fuerte.

Siguiendo estos pasos, -estamos comentando lo básico- tenemos una alta probabilidad de acercarnos a crear, consolidar en ese niño y futuro adulto, los tres pilares de la SS.MM.: bienestar emocional, psicológico y social. La influencia de este estado de confianza y comunicación con sus progenitores, con su grupo primario, va a ser un facilitador para el desarrollo de habilidades de cara a la incorporación en su grupo secundario compuesto por amigos y conocidos, haciéndole surgir en su interior el bello sentimiento de la amistad. En cuanto a ese constructo llamado amor: responsabilidad, sacrificio, fidelidad, honestidad. Saber que vale quien sirve. Cuando más sirves, más valor. La influencia de lo que aprehendió va a ser determinante, haciendo posible a través de este aprendizaje, el poder contribuir a la mejora de nuestra comunidad.

Con lo dicho queríamos transmitir que es la SS.MM. en cualquiera de sus signos, lo que va a influir, condicionar y casi determina en las relaciones de amistad y amor. Si un joven, adulto, careció de apego, no fue amado. Si tuvo un padre ausente, la probabilidad de que también él lo sea es alta, por no continuar hablando de más incidentes.

1.      Luca de Tena, T. Edad Prohibida. (2013) Editorial Austral. Barcelona.

2.      Pemán, J.M. Nocturno a Margarita (1958) RCA.


No hay comentarios:

Publicar un comentario