sábado, 5 de julio de 2025

 

CULTIVAR EMOCIONES SALUDABLES

PARA LA SALUD MENTAL.

 

En estos momentos sociales donde la depresión, el estrés, la ansiedad e incluso la soledad se han agudizado convirtiéndose en pandemia, fomentar estados de tranquilidad y serenidad interior no solo es beneficioso, sino que se ha vuelto esencial para la salud mental y el bienestar de la población, realidad que nos lleva a trabajar con herramientas que la cultiven como un hecho preventivo y necesario dada su labor terapéutica.

Empezaremos diciendo que hablar de emociones saludables en ningún momento quieren decir que sean por sí mismas sinónimo de positivas, las llamamos saludables porque en el momento dado, sabemos reconocerlas, manifestarlas y tratarlas adecuadamente, sin represión alguna, permitiéndonos al aceptarlas incrementar nuestro crecimiento personal, maduración. Un ejemplo de ellas que, por nuestra inmediata respuesta positiva, hemos convertidas en saludables pueden ser:

·       Tristeza. Ante ella cuando ocurre, que reflexionamos sobre el tema, vamos a la causa, utilizamos la energía para recrearnos en la escena, terminando por comprender con el siguiente paso de aceptar. Llorar si se requiere o hablar con un amigo.

·       Alegría. En cuanto llega, lo primero agradecer, compartirla y disfrutar de esos momentos.

·       Miedo. Al reconócelo, saber por qué llegó, saber tomar las precauciones necesarias, aceptar y buscar apoyo si fuera necesario.

·       Disgusto. Saber expresar ese malestar con calma, sin agredir en ningún momento.

En función de las respuestas que hemos llevado a cabo aparecen en nosotros seis grandes manifestaciones:

1.      Empatía. Nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro. Comprenderle, respetarlo y nuestra primera descarga hormonal: oxitocina.

2.      Hablar adecuadamente. Saber transmitir asertivamente y de forma respetuosa lo que en ese momento estamos sintiendo.

3.      Reconocimiento emocional. Hemos sabido dar nombre a nuestras emociones con el fin de poder trabajar con ellas. Ejemplo: diferenciado entre tristeza (estado emocional caracterizado por sentimientos de infelicidad o desesperanza) y decepción (sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas. Si perdura es un desencadenante para la frustración, decepción. Todo ello fuente de estrés psicológico.

4.      Adaptación. Hemos adquirido la habilidad para utilizar la energía proporcionada por nuestras emociones para la toma de decisiones, resolviendo a favor de nuestros intereses un conflicto o aceptarlo (que en modo alguno quiere decir que nos hemos rendimos).

5.      Realidad emocional. Ser conscientes que es “esa” emoción y no otra la que estamos sintiendo en esos momentos. Aceptándola sin disfraz alguno.

6.      Medirla. Saber manejar en todo momento su intensidad, sin reprimirla o excedernos.

Dicho esto, podríamos preguntarnos, pero ¿Por qué son saludables y como consecuencias importantes? Porque partiendo de la aceptación, nuestra toma de conciencia, podemos canalizar su energía en el reconocimiento de lo que somos, asumir decisiones plenamente conscientes, practicar respuestas llenas de valor como son el aprendizaje, la maduración, e inclusive el agradecimiento al otro por haber ayudado a profundizar en la realidad como individuo, hecho que mejora las relaciones personales, enriquece la autoestima y como consecuencia previniendo problemas de salud mental. Para alcanzar la tan ansiada tranquilidad y como consecuencia una óptima gestión de las emociones, algunas estrategias clave a considerar, pensamos que deben incluir:

1.      Técnicas de regulación emocional y respiración consciente. Un excelente ejercicio que lo podemos llevar a cabo a través de la Sofrología (5).

2.      Reminiscencia positiva y reconexión con la biografía. Ya tratado en otros artículos. Consistente en reconciliarse con su biografía con el fin de restaurar la paz interior. Utilizar la energía para reinterpretar momentos difíciles con una mirada valorativa difuminando el yerro. Le recordamos que usted no fue culpable, si obró como obró en aquel determinado momento, fue porque creyó que era lo mejor. Hizo lo que pensaba que era idóneo (6).

3.      Conexión con la naturaleza y el silencio. Pasear al aire libre o simplemente ser consciente de su silencio mientras contempla la naturaleza. Esta actividad además de tonificar los músculos, es un excelente ejercicio cardiovascular al aumentar la frecuencia cardíaca con la consiguiente mejora de la circulación sanguínea. Se disminuye el riesgo de hipertensión y accidente cerebrovascular. En cuanto a nuestro tema que es la salud mental, el pasear al aire libre además de aumentar la sensación de bienestar y reducir la ansiedad, nos permite liberar endorfinas, hormonas que permiten mejorar nuestro estado de ánimo y reducir el estrés.

4.      Terapias de Contacto Afectivo. El abrazo es una de las herramientas más poderosas: regula el cortisol, estimula la oxitocina y ayuda a restablecer el vínculo emocional con los otros.

5.      Espacios Creativos y Meditativos. Actividades como escribir, pintar, bordar nos permiten enfocarnos en el ahora y hacer parada de pensamiento con el consiguiente descanso.

 Una vez descrita que entendemos por una emoción saludable, las seis manifestaciones que generan en el organismo en función de nuestra respuesta y las estrategias para alcanzarlas, puede que surja la pregunta ¿Por qué la perentoria necesidad de cultivar herramientas saludables para alcanzar una tranquilidad emocional ¿Cuál es la causa de esta tajante necesidad, dado que si las conociéramos podríamos suprimir o reducir en gran medida sus efectos?

Aunque puede abordarse desde distintas perspectivas, debemos decir que existen profundos factores culturales y sociales que están socavando esa sensación de paz interior, que son marcadas fundamentalmente por el relativismo, la manipulación de la moral natural y la ausencia de valores.

              El relativismo con su planteamiento de que no existen verdades absolutas pues depende del punto de vista del individuo o de la cultura, genera una constante incertidumbre. Porque si todo es relativo ¿en qué valor y/o moral puede apoyarse el hombre? Si los referentes se han perdido ¿cómo guiar la vida? Preguntas propias de un razonar, han logrado que se considere el dudar en esta civilización como una norma, con la correspondiente respuesta de que para nada sirve defenderla y menos transmitirla. Hay una frase de Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) que dice “no se puede formar a la gente si no se está convencido de lo que se defiende es lo mejor” (9) y Hanna Arendt (1906-1975) afirmaba “la falta de autoridad es una falta de convencimiento” (10). Como podemos observar vivimos en un tiempo de crepúsculo y ausencia de valores y autoridad. El relativismo lo ha conseguido, pues todo es según el punto de vista. La acracia mezclada con el neo-comunismo ha conformado a padres poco convencidos e hijos demandando autoridad, disciplina, seriedad y convicciones. Están siendo los propios jóvenes los que demandan el cambio, aunque sin saber expresarlo o manifestarlo y a veces tristemente utilizados por algunos grupos pseudo políticos. Ven que algo no cuadra en la sociedad y se sienten desvalidos. Necesitan todo aquello que no les hemos dado.

Un segundo punto es el debilitamiento de los valores. El hombre es un ser gregario por naturaleza, necesita sentirse parte de un grupo y cuando no existe una base ética de “nosotros”, la sociedad se convierte en un conglomerado que con solo tocarlo se desmorona al estar acompañado del impedimento de una autoevaluación moral. Si ya no hay un bien o un mal que oriente nuestra conducta, si lo que ayer era delito hoy es derecho, como es el caso de los nasciturus, muchos no van a saber cómo evaluarse, lo que puede llevar a un vacío moral acompañada de culpa.

Un tercer punto lo encontramos cuando el manejo de la moral natural es distorsionada por discursos interesados y un nuevo neolenguaje. Decía George Orwell (1903-1950) en 1984 (11). “Hay que distinguir al que está con nosotros y al que no”. Hoy una forma de clasificarte -entre otras- utilizando el lenguaje de género. Luego al hacerlo se llega al proceso condicional del pensamiento de la población e imponer desde el lenguaje los intereses del sistema. Decía Antonio Francesco Gramsci (1891-1937) “lo primero que hay que hacer es apoderarnos del lenguaje” (12). Cuando la moral natural es distorsionada por discursos interesados puede generar en los sujetos una disonancia entre lo que se siente como correcto y lo que en este tiempo “debe” ser aceptado como bueno, produciendo un nuevo malestar al verse afectado el juicio interno con nuevos modelos seguidos de culpabilidad por consentirlos sin aceptarlos.

El cuarto punto corresponde a la permanente hiperestimulación a la que estamos sometidos, acompañada esta por lo inmediato, de que “siempre estamos llegando muy justo o tarde” “de que hay mucha información que aún no hemos leído” generando en cada sujeto un estrés crónico. Alejando del día a día, el necesario espacio parar, reflexionar lo vivido en la jornada, reconciliarnos con la vida y de nuevo ser agradecidos, elementos clave al ser imprescindibles para alcanzar la paz, como dice el recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2025, el filósofo y ensayista Byung-Chul Han (1959) (13)

El quinto punto tiene que ver con el privilegio que le hemos dado a lo virtual e individual, debilitando los antaño vínculos centrados en la familia y la fe, dejando al hombre sin un sostén relacional firme aumentando la inseguridad existencial. Pocas familias y las pocas con solo uno o dos hijos y sin tiempo para consolidar el necesario lazo, hecho que el devenir conduce al incremento -entre otros- de la soledad. En anteriores artículos ya comentamos que esta realidad ha llevado tanto al Reino Unido como a Japón, a crear un ministerio de la Soledad a tenor del alto índice de personas viviendo en el más completo abandono.

Hemos querido dejar para el sexto y último punto, quizás para que sea el más recordado la actual pérdida del sentido de transcendencia tan necesario para madurar y crecer. La actual sociedad a través de los medios no cesa de insistir en hacer olvidar al hombre que tanto el dolor como la pérdida son parte del crecimiento en el momento que lo integramos a nuestra vida. Al hacerlo, estamos quitando el sentido de propósito que lleva, autolimitándonos el necesario proceso de aceptación de nuestro pasado, lo que es clave para una óptima salud mental.

Con el presente artículo hemos pretendido aportar una visión, al decir que la tranquilidad y el cultivar emociones no solo depende de técnicas de relajación o control mental, sino de la coherencia entre nuestra vida, valores y sentido, algo difícil de llevar a cabo en esta sociedad marcada de mensajes subliminales tan abstrusos. Sin cimientos éticos y sin conexión con lo transcendente o con el legado que dejamos es difícil que un sujeto alcance experimentar una verdadera paz interior.

 

Bibliografía

 

1.     Goleman, D. (1997) ¿La salud emocional? Conversaciones con el Dalai Lama sobre la salud, las emociones y la mente. Editorial Kariós. Barcelona.

2.     Bach, E. (2022). Como cuidar la salud emocional. 100 herramientas para calmar las emociones difíciles. Plataforma Editorial. Barcelona.

3.     Ocegueda, C. (2023) El juego de las Emociones: Identificación y Control.Independently published.

4.     Rokicki, R. (2023) Cómo controlar tus emociones: Guía práctica de inteligencia emocional para superar la ansiedad y alcanzar tu pleno potencial. Indipendently published.

5.     Morcillo, R. (2022) Después de la dieta. R. López editores. Alicante.

6.     Morcillo, R. (2024) Mi padre y yo. De su ausencia al abrazo. R. López editores. Alicante.

7.     Meurisse, T. (2020) Domina tus emociones: Una guía práctica para superar la negatividad y controlar mejor tus emociones: 1 de 10. Independently published.

8.     Marina, JA. (2010) La inteligencia fracasada. Editorial Anagrama. Barcelona.

9.      Chesterton, G.K. (2024) Sabiduría e inocencia. Editorial Encuentro. Madrid.

10.   Arendt, H. (2017) Verdad y mentira en la política. Editorial Página Indómita. Barcelona.

11.   Orwell, G. (2013) 1984. Editorial Debolsillo. Barcelona

12.   Gramsci, AF. (2023) Cuadernos de la cárcel. Editorial Akal. Madrid.

13.   Byung-Chul Han. (2024) La sociedad del cansancio y la desaparición de los rituales. Editorial Herder. Barcelona.